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01 agosto, 2023

Hablar con uno mismo, ¿hasta qué punto son buenos los diálogos internos?

01 agosto, 2023

Esas conversaciones se pueden convertir en un problema de salud mental y terminar distorsionando la realidad, ¿dónde está el problema?

Esa conversación o esos pensamientos con nosotros mismos. Ese diálogo interno que podemos tener en un momento de soledad o de confusión. Momentos de monólogos que no suelen suponer un problema a nivel de salud mental, aunque lo hacen cuando se convierten en un recurso muy habitual. 

«Son las frases o las palabras que nos decimos a nosotros mismos, esto tiene que ver con generar diálogo propio», explica Sergio García Soriano, psicólogo sanitario, experto en psicoterapia y miembro del Colegio Oficial de Madrid. Dependiendo de si es más o menos flexible, puede tener o no beneficios para la salud porque pueden existir los «diálogos internos de calma o los que generan más ansiedad», dice el experto.

Síntomas de la ansiedad:

A nivel cognitivo-subjetivo: preocupación, temor, inseguridad, dificultad para decidir, miedo, pensamientos negativos sobre uno mismo, temor a la pérdida de control, dificultades para concentrarse.

A nivel fisiológico: sudoración, tensión muscular, palpitaciones, taquicardia, temblor, molestias en el estómago, otras molestias gástricas, dificultades respiratorias, sequedad en la boca, dificultad para tragar, dolores de cabeza, náuseas, molestias en el estómago…

A nivel motor: evitación de situaciones temidas; fumar, comer o fumar en exceso; intranquilidad motora (movimientos repetitivos, rascarse, tocarse…); ir de un lado a otro sin finalidad concreta; tartamudear; llorar.

Es obvio que un diálogo interno, con demasiada intensidad, no es lo mejor. Por lo tanto, hay que saber bien cómo debemos realizarlo. «El diálogo interno pone de manifiesto nuestro posicionamiento psíquico», explica García. Si se analiza cada una de las cosas de esa conversación con uno mismo, es muy posible que se observen algunas situaciones difíciles o algo complejas. 

Según el psicólogo existen dos tipos principales:

  • crítico: en este se va a juzgar, la persona no se deja en paz. Se repite una y otra vez todas esas frases que ha escuchado a lo largo de su vida. Por ejemplo, se puede tener este diálogo heredado del ente familiar
  • alivio: son esas frases de apoyo o referentes que han animado a continuar adelante en los momentos difíciles. Este tipo de diálogo nos ayuda a seguir con las labores diarias. 

A partir de la mezcla de estos dos, «podríamos derivar la conversación hacia diferentes diálogos», aclara García. «Se puede hablar del victimista o catastrófico, pero son extensiones de los dos principales», declara el experto en psicoterapia. 

Cada persona es diferente, este tipo de diálogos pueden surgir en cualquier momento. «Pero, en general, la soledad parece que se palía mejor con estas charlas», aclara el especialista. De esta manera, la gente evita sentirse sola. Aunque parezca que no, esto puede ser un punto negativo para esas personas, ya que están sobre pensando una situación o teniendo un sobre diálogo. «En estos casos, la situación se pierde de vista, se acaba idealizando», advierte García. A lo que agrega: «Si esos pensamientos son muy intensos, se acaben haciendo neuróticos. Esto quiere decir que ya se está en una fantasía y, por lo tanto, fuera de la realidad», alerta el experto. En cambio, «si son frases de aliento, flexibles, reducidas y no son continuas, entonces, no hay una neurosis. Son frases que a uno le ayudan a vivir mejor», comenta el psicólogo sanitario. 

¿EXISTE UNA DIFERENCIA ENTRE LAS PERSONAS CON DIÁLOGOS Y LAS QUE NO?

«No podemos poner la regla de que si no se tienen diálogos internos es algo bueno para la salud mental y si se tienen, no lo es». Aunque, en general, es verdad que cuado hay un exceso de diálogo interno, «esto llama la atención», reconoce el psicólogo. Según el experto, esto puede ser un síntoma de: «Obsesión, delirio o de que la persona necesita ayuda»

¿CÓMO HABLAR CON UNO MISMO?

Diana Sánchez, miembro del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, proporciona algunas pautas para hacer un diálogo sano:

  • deben ser constructivos, sin críticas o con tono negativo
  • se ha visto que funciona más hablar en segunda persona del singular
  • decir cosas que sean concisas, directas y fáciles
  • intentar no utilizar frases con negaciones. Este tipo de oraciones, el cerebro no las percibe. Es muy fácil decir que no se va a hacer o a decir algo, pero en realidad es justo lo que hacemos
  • esas frases negativas hay que cambiarlas por frases funcionales
  • en los diálogos debe de haber pensamientos que sean realistas o fáciles de conseguir

RECOMENDACIONES

«Sería bueno ir al psicólogo de cualquiera de las maneras», recomienda García. Este consejo lo da tanto para las personas que se autocritican como para las que tienen charlas internas de alivio. «En vez de hablar con uno mismo a solas, sería bueno añadir una figura. Es decir, tener a un tercero en la conversación», comenta el especialista. García también habla de la «técnica del espejo». Esta técnica la emplean algunas personas para intentar sentirse mejor durante el día. El psicólogo lo desaconseja totalmente. «Esto, normalmente, se hace para evitar ir al especialista, no sirve. Pasa lo mismo con los libros de autoayuda», comenta el experto en psicoterapia, que insiste en que «Cuando alguien realmente quiere conocerse mejor, necesita compañía, unas palabras o reducir su nivel de diálogo interno». En el momento en el que alguien escuche estas conversaciones, podrá decir lo que piensa y de esta manera ya no será un delirio.

«Estas personas están en el nivel del pensamiento, del delirio, de la teoría. Si no actúan, se quedarán siempre en ese momento», reflexiona el experto. En el caso de no pasar a la acción, siempre quedará esa hipótesis o esa duda de saber lo que se podría haber hecho o lo que podría haber sido. 

En cambio, si se habla de un diálogo moderado la mejor recomendación es escribirlo o grabarse. «Así se queda patente», explica García. El psicólogo sanitario concluye diciendo: «No creamos que estar o sentirnos solos es lo común, es al revés. Hay mucha gente sufriendo y con diálogos internos excesivos, sería bueno el poder romperlos o aliviarlos».