Skip to main content

¿Qué tiene de cierta la expresión «me han roto el corazón»?

16 febrero, 2024

Este miércoles (14 de febrero) ha sido San Valentín, y nosotros creemos que celebrar el amor es siempre buena idea. Ya sea amor de pareja, amor fraternal, amistad o amor por los animales, todas son formas de amar diferentes, pero igual de válidas, aunque a veces nos pasen por alto.

Sin embargo, algunas fechas señaladas parecen haberse diseñado exclusivamente para celebrar el amor romántico. Esto hace que gran parte de la población se sienta excluida de la festividad, y si estás pasando por un proceso de ruptura o pérdida, aún más.

Los corazones rotos también son habituales en estas fechas. Es probable que tú también hayas dicho alguna vez: “¡Me han roto el corazón!”, refiriéndote a un estado de tristeza que parece acapararlo todo. Pero, ¿y si te decimos que esta expresión se fundamenta en un síndrome real (que, además, tiene que ver con situaciones de estrés inesperadas, como puede ser una ruptura de pareja)? ¡Te lo explicamos!

El síndrome del corazón roto

Hablamos del síndrome de Tako-Tsubo, una patología conocida popularmente como síndrome del corazón roto. Es una enfermedad cardíaca poco frecuente caracterizada por la aparición de insuficiencia cardíaca aguda después de una situación estresante inesperada, sea emocional o física, como por ejemplo, una muerte inesperada, una pérdida económica muy grande, una caída sin poder levantarse durante mucho tiempo o una crisis asmática. Este pico de estrés causa la liberación masiva de adrenalina, que puede dañar temporalmente el corazón de algunas personas.

La patología se presenta de forma similar a un infarto, pero existe una diferencia sustancial: en un infarto, hay una arteria que se bloquea totalmente o casi totalmente, y en el caso del síndrome de Tako-Tsubo, las arterias no están obstruidas. El grupo más afectado son las mujeres posmenopáusicas entre 60 y 75 años que están sanas y sufren un episodio de gran estrés; sin embargo, se desconoce por qué es tan frecuente en ese grupo.

La patología recibe ese nombre porque el ventrículo izquierdo del corazón adopta una forma parecida a un tako-tsubo (en japonés tako significa «pulpo» y tsubo, «recipiente»), una trampa para pulpos que se utilizaba en Japón.

Como ya explicamos, el síndrome del corazón roto es una situación temporal y las alteraciones son reversibles. De hecho, algunos estudios afirman que la reversión es completa y que la recuperación se da sin necesidad de aplicar un tratamiento. Sea como fuere, si sospechas que tienes algún problema en el corazón, ¡lo mejor será consultar a un profesional!

No hay medias naranjas: tú ya eres la pera

En el libro El banquete o El simposio, Platón habla del amor y transmite una idea que seguro que todos conocéis: “El hombre primigenio era redondo (…) y teníamos 8 extremidades y 2 cerebros, y fuimos divididos por los Dioses. Así que nos pasamos la vida intentando encontrar esta otra mitad”, explicaba Edith Hall, profesora del Departamento de Clásicos e Historia Antigua de la Universidad de Durham (Reino Unido), en un capítulo de Historia de las ideasun podcast de la BBC (minuto 2).

La idea que se desprende de ese mito es que estamos condenados a vivir toda la vida tratando de encontrar nuestra otra mitad (literalmente), la famosa media naranja. Pero esta historia nos da a entender que no se concibe el éxito sin ir acompañado de una relación sentimental satisfactoria y que, por tanto, las personas solteras nunca podrán alcanzar una vida completa.

Esto se trata de una idealización o una falsa creencia de lo que es o debería ser una relación de pareja. Estas creencias propagan conductas de control, posesión, manipulación y aislamiento. «Es una fantasía pensar que se puede encontrar la media naranja«, explica a Verificat Sergio García Soriano, psicólogo, psicoterapeuta y miembro del Colegio Oficial de Psicología de Madrid.

Buscamos «perfiles que nos complementen, y aquí nos equivocamos porque no hay complemento posible, sino que hay que conocerse ya partir de ahí se va produciendo (…) el conocimiento íntimo a nivel personal, a nivel intelectual», añade. “Deberíamos pensar que, por un lado, somos naranjas completas, y por otro, somos naranjas carentes”. Esto quiere decir que «lo que necesitamos está fuera de nosotros en muchísimas ocasiones: tenemos que salir a buscarlo y saber que hay una carencia, pero no tiene que ver con la media naranja».

Si el mito fuera cierto, “podríamos pensar que deberíamos escrutar muchas posibles medias naranjas, y entonces deberíamos realizar una búsqueda muy amplia. (…) [Pero] la gente se empareja con personas del mismo municipio, de la misma calle, es decir, que hay una proximidad [física] y a partir de ahí surge”. Por tanto, concluye García Soriano, “es un mito romántico“.